¿Dónde vivir tras un divorcio a partir de los 65 años?

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Las relaciones de pareja, incluso las más duraderas, pueden llegar a su fin. Es lo que está ocurriendo últimamente en España con las personas mayores de 65 años. Y es que el número de divorcios y separaciones a partir de esta edad ha crecido de manera considerable.

Se viene una época de cambios, donde toca pensar dónde van a vivir los dos miembros de la expareja y qué hacer con la casa familiar. Esta nueva forma de vida depende principalmente de la situación económica, así como del patrimonio acumulado. En épocas pasadas, separarse en la tercera edad era una ocurrencia que causaba incredulidad y rechazo. Pero las cosas (algo) han cambiado. No es el grupo de edad que más se divorcia, pero sí uno de los que más crecen. En 2020, en total, 9.667 ciudadanos de edades avanzadas recuperaron su soltería.

El sociólogo Mariano Urraco, profesor de la Universidad a Distancia de Madrid, explica cómo y por qué se producen estas decisiones tan trascendentales a edades tardías: “Antes las personas vivían una sola vida y ahora viven varias. Los individuos toman muchas más decisiones sobre su vida, han ganado más libertad, más margen de maniobra, y a nivel social está mejor visto que la gente de 65 años se divorcie; antes era como un estigma”.

Urraco explica que las generaciones anteriores de mayores ni siquiera tenían la posibilidad real de plantearse el cambio. “Las actuales tienen una cierta independencia económica; hablamos de las generaciones que han vivido la época de mayor bonanza laboral del país, es donde está el dinero”.

A partir de entonces empieza un nuevo episodio: el de buscar una nueva casa. El principal condicionante es el desahogo económico que tenga la expareja. “Aquellas personas que durante su vida en común adquirieron una vivienda son más proclives a volver a comprar que a alquilar, siempre y cuando su economía lo permita”, según la experiencia de Jesús Duque, vicepresidente de Alfa Inmobiliaria. Es importante que la vivienda haya sido adquirida durante la vigencia del matrimonio y que la pareja estuviera casada en régimen de gananciales.

Segundas residencias
Hay un caso frecuente y es cuando existe una segunda residencia además de la vivienda principal. “Suelen poner ambas propiedades a la venta para luego poder repartir el importe obtenido. Estos perfiles suelen volver a comprar”, añade Duque. Y lo que compran son “viviendas más pequeñas, de menor nivel y normalmente sin hipoteca”, apunta Jorge Queipo, bróker de Re/Max Properties. Aunque lo de pedir financiación o no va a depender de la edad y el importe solicitado (las entidades financieras establecen la edad máxima para tener una hipoteca en los 75 años). También es habitual cambiar de ubicación y optar por otra más asequible. “Los precios a los que compran suelen ser un 40% del dinero obtenido por la venta de su vivienda en común”, sostiene Queipo.

Si los excónyuges tienen economías más ajustadas y su patrimonio no es boyante, la situación es más delicada. En este caso, la salida es la venta de la casa familiar seguida de un doble alquiler. Aunque dependerá de la ciudad, porque en capitales como Madrid, Barcelona o Palma puede ser prácticamente imposible. Entonces se opta por la búsqueda de un piso para compartir con personas que estén en la misma situación. En portales como Milanuncios es fácil encontrarlos.

En otras ocasiones, no tienen más remedio que trasladarse a la casa de algún familiar o recurrir a residencias o apartamentos municipales para mayores, en los que aportan un porcentaje de los ingresos que perciben. Sin olvidar algo crucial: “Muchas parejas no se separan porque económicamente no pueden vivir de forma independiente”, recuerda Duque. Si uno de los miembros no dispone de ingresos y queda desprotegido, es habitual atribuirle el uso de la vivienda familiar. “Puede ser con carácter temporal o vitalicio, dependiendo de si tras el divorcio existe un desequilibrio económico importante entre ambos y de la edad que tengan, entre otros factores. Se puede acordar en el propio convenio regulador del divorcio, si es de mutuo acuerdo, o en la sentencia judicial, si el divorcio no es amistoso”, cuenta Fátima Galisteo, responsable del bufete Galisteo Abogados.

Vivienda colaborativa
Una alternativa que está cobrando un mayor protagonismo en España son los senior cohousing, como ya explicamos hace algún tiempo. Hay decenas de proyectos en marcha, desarrollo o planificación por todo el país.

Sea cuál sea tu opción de vida y situación personal, ponte en contacto con nosotros. Te ayudaremos a encontrar tu nuevo hogar.